En el mundo del hampa todos lo llamaban “El Argentino”. No había nacido en nuestro país y ni siquiera era hijo de compatriotas. Era brasileño, como todos sus secuaces. Pero a José Wilson da Silva Filho, de 29 años y jefe de la mayor facción criminal del estado de Río Grande do Norte, en el nordeste de Brasil, todos los conocían con ese apodo. ¿La causa? Solía vestirse con la camiseta de la selección albiceleste tricampeona del mundo.
El capo criminal fue abatido este miércoles por la policía en un enfrentamiento. Se lo acusaba de haber coordinado una serie de ataques a balazos e incendios simultáneos contra oficinas públicas, comercios, micros y automóviles en 28 ciudades de ese estado, uno de los más postergados y violentos del país. Sin embargo, en sus playas veranean cada año miles de argentinos.
Silva Filho “era responsable de financiar y distribuir armas para el grupo que realizó los ataques”, informó la policía. “El Argentino” recibió las órdenes de comandar la ola de violencia por parte de un preso apodado “Alicate”, capo narco del Sindicato del Crimen detenido en la cárcel de Alcaluz, en Río Grande del Norte.
Alicate fundó en 2013 el Sindicato del Crimen como una banda contraria al todopoderoso Primer Comando de la Capital (PCC), la mayor organización narco de Brasil. En las últimas horas, fue transferido a un penal federal de máxima seguridad como parte de la represión a la ola de violencia, reportó Telam.
Cómo fueron los ataques coordinados en 28 ciudades de Río Grande do Norte
Los ataques, según sospechas las autoridades, fueron planeados desde el interior de las prisiones, como protesta por las condiciones de vida y el endurecimiento de las medidas de control en las cárceles de la región. Comenzaron la madrugada del martes en 9 ciudades, incluida la capital, Natal, y, pese al fortalecimiento de la seguridad, se expandieron este miércoles a un total de 28, según fuentes policiales citadas por el sitio de noticias G1.
Imágenes difundidas por redes sociales y medios locales mostrados, autobuses y otros automóviles en llamas, y patrullas policiales con orificios de balas.
“El Estado está firme, trabajando (…) para devolver la normalidad al pueblo de Río Grande do Norte”, dijo este miércoles la gobernadora Fátima Bezerra. “Todas las medidas ya están en curso”, agregó, citada por AFP.